Toca los temas y te llevarán a la página de internet de ese artículos.
¿Cómo aprendiste a montar en bici? Probablemente alguien te dio algunos consejos y luego tú practicaste mucho. Puedes aprender a estudiar de una forma muy parecida. Nadie nace sabiendo estudiar. Necesitas aprender unas pocas técnicas de estudios y luego ponerlas en práctica para desarrollar buenos hábitos de estudio.
¿De qué te servirán las técnicas de estudio? Te facilitarán los aprendizajes académicos y te ayudarán a obtener mejores resultados en los exámenes, sobre todo cuando empieces la secundaria.
He aquí seis pasos para estudiar mejor:
1. Presta atención: los buenos hábitos de estudio empiezan en la clase He aquí algo que probablemente te sorprenderá: ¿sabías que antes de que te pongas a estudiar ya has empezado a hacerlo? ¿Cómo es posible? Cuando prestas atención en clase y tomas buenos apuntes, estás empezando el proceso de aprendizaje y estudio.
¿Te cuesta prestar atención en clase? ¿Te sientas cerca de una persona que habla mucho o es muy ruidosa? ¿No ves bien la pizarra? Asegúrate de sentarte en un buen sitio para poder prestar atención. Si hay algo que te impide prestar atención o tomar buenos apuntes en clase, coméntaselo al profesor o a tus padres.
2. Los buenos apuntes facilitan el estudio ¿No sabes tomar apuntes? Empieza anotando la información que explique o escriba en la pizarra tu profesor durante la clase. Intenta hacer buena letra para que después entiendas tus apuntes. También es una buena idea tener los apuntes, exámenes, pruebas sorpresa y documentos de trabajo ordenados por asignaturas.
3. Si planificas el estudio con antelación, luego te alegrarás de haberlo hecho Esperar al jueves por la tarde para estudiar el examen del viernes te obligará a hincar los codos durante toda la noche, ¡lo que no tiene nada de divertido! Además difícilmente darás lo máximo de ti mismo si no pegas ojo en toda la noche. Todos posponemos cosas de vez en cuando. Una de las mejores formas de asegurarte de que eso no te pasa a ti es planificando el tiempo de estudio con antelación.
Pide un calendario que sea guay (uno que te guste y que puedas tener cerca de tu escritorio o lugar de estudio) y anota las fechas de entrega de los trabajos escolares y de los exámenes. Luego planifica cuánto tiempo dedicarás cada día a estudiar cuando salgas del colegio o instituto y cuánto tiempo dedicaras a cada asignatura. ¿Las clases y actividades extraescolares hacen que te resulte difícil encontrar tiempo para estudiar? Pide a tu madre o padre que te ayuden a diseñar un horario para organizarte el tiempo.
4. ¡Divídelo en cachitos! Cuando tengas que estudiar mucho material, te ayudará dividirlo en cachitos. Supongamos que tienes una prueba de ortografía sobre 20 palabras. En vez de pensar en todas las palabras a la vez, intenta dividir el trabajo en bloques de cinco palabras y estúdiate uno o dos bloques cada día.
No te preocupes si no te acuerdas de algo que has estudiado primero. Ahí es donde entra en juego la práctica. Cuanto más días dediques a repasar algo, más probabilidades habrá de que se te grabe en la memoria. También hay algunos truquillos, como las reglas nemotécnicas, que ayudan a recordar cosas. Por ejemplo, si tienes que memorizar una lista, construye una frase o palabra con la primera letra de cada elemento de la lista. Supón que te tienes que aprender los ocho planetas del sistema solar ordenados en función de la distancia que los separa del sol. La frase “Marta Vio a Tu Madre Jalando Sola Una Noche” puede ayudarte a recordar “Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno”. Tu profesor también puede darte ideas.
Otra forma de dividir el material en bloques es estudiando regularmente en vez de dejarlo todo para el último día. La tarde previa al examen puedes dedicarla a repasar los apuntes o a releer los temas. O, si estás estudiando matemáticas o ciencias, puedes hacer problemas para practicar.
¿Cuánto tiempo seguido puedes estudiar cada tarde? Tu profesor puede ayudarte a saberlo. La mayoría de los cerebros solo pueden concentrarse atentamente en algo durante unos 45 minutos. O sea que, si ya llevas un buen rato estudiando y notas que te empieza a costar mantener la atención, prueba a hacer una pausa yendo a buscar un vaso de agua o dándote una vuelta por tu casa ¡Pero no caigas en la tentación de poner la tele y/o dejar de estudiar!
5. Si estás estancado, pide ayuda No se puede estudiar bien cuando uno no entiende la materia. Asegúrate de pedir ayuda a tu profesor si hay algo que no acabas de entender. Puedes intentar salir del bache releyendo tus apuntes. ¿Te aclaran algo? En caso negativo, pídele al profesor que te lo vuelva a explicar o que reviséis juntos tus apuntes. Si te estancas mientras estudias en casa, tal vez tu madre o tu padre puedan echarte una mano.
6. ¡Duerme a pierna suelta! El examen es mañana. Tú has seguido tu plan de estudio y has aplicado las técnicas que te hemos explicado pero, de repente, tienes la sensación de que no te acuerdas de nada, ¡ni siquiera de cuánto son 2+2! ¡No te dejes dominar por los nervios! Tu cerebro necesita tiempo para asimilar toda la información que ha incorporado. Intenta dormir bien por la noche y mañana te sorprenderá lo bien que te sabes la materia.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de la revisión: marzo 2010
Revisado inicialmente por: Chris Cortellessa, M.Ed, NCC
¿De qué te servirán las técnicas de estudio? Te facilitarán los aprendizajes académicos y te ayudarán a obtener mejores resultados en los exámenes, sobre todo cuando empieces la secundaria.
He aquí seis pasos para estudiar mejor:
- Presta atención en clase.
- Toma buenos apuntes.
- Planifica con antelación los exámenes y trabajos escolares.
- Divide la materia en cachitos. (Si tienes mucho material que aprender, divídelo en bloques más asequibles.)
- Pide ayuda si te bloqueas o estancas.
- ¡Duerme bien por las noches!
1. Presta atención: los buenos hábitos de estudio empiezan en la clase He aquí algo que probablemente te sorprenderá: ¿sabías que antes de que te pongas a estudiar ya has empezado a hacerlo? ¿Cómo es posible? Cuando prestas atención en clase y tomas buenos apuntes, estás empezando el proceso de aprendizaje y estudio.
¿Te cuesta prestar atención en clase? ¿Te sientas cerca de una persona que habla mucho o es muy ruidosa? ¿No ves bien la pizarra? Asegúrate de sentarte en un buen sitio para poder prestar atención. Si hay algo que te impide prestar atención o tomar buenos apuntes en clase, coméntaselo al profesor o a tus padres.
2. Los buenos apuntes facilitan el estudio ¿No sabes tomar apuntes? Empieza anotando la información que explique o escriba en la pizarra tu profesor durante la clase. Intenta hacer buena letra para que después entiendas tus apuntes. También es una buena idea tener los apuntes, exámenes, pruebas sorpresa y documentos de trabajo ordenados por asignaturas.
3. Si planificas el estudio con antelación, luego te alegrarás de haberlo hecho Esperar al jueves por la tarde para estudiar el examen del viernes te obligará a hincar los codos durante toda la noche, ¡lo que no tiene nada de divertido! Además difícilmente darás lo máximo de ti mismo si no pegas ojo en toda la noche. Todos posponemos cosas de vez en cuando. Una de las mejores formas de asegurarte de que eso no te pasa a ti es planificando el tiempo de estudio con antelación.
Pide un calendario que sea guay (uno que te guste y que puedas tener cerca de tu escritorio o lugar de estudio) y anota las fechas de entrega de los trabajos escolares y de los exámenes. Luego planifica cuánto tiempo dedicarás cada día a estudiar cuando salgas del colegio o instituto y cuánto tiempo dedicaras a cada asignatura. ¿Las clases y actividades extraescolares hacen que te resulte difícil encontrar tiempo para estudiar? Pide a tu madre o padre que te ayuden a diseñar un horario para organizarte el tiempo.
4. ¡Divídelo en cachitos! Cuando tengas que estudiar mucho material, te ayudará dividirlo en cachitos. Supongamos que tienes una prueba de ortografía sobre 20 palabras. En vez de pensar en todas las palabras a la vez, intenta dividir el trabajo en bloques de cinco palabras y estúdiate uno o dos bloques cada día.
No te preocupes si no te acuerdas de algo que has estudiado primero. Ahí es donde entra en juego la práctica. Cuanto más días dediques a repasar algo, más probabilidades habrá de que se te grabe en la memoria. También hay algunos truquillos, como las reglas nemotécnicas, que ayudan a recordar cosas. Por ejemplo, si tienes que memorizar una lista, construye una frase o palabra con la primera letra de cada elemento de la lista. Supón que te tienes que aprender los ocho planetas del sistema solar ordenados en función de la distancia que los separa del sol. La frase “Marta Vio a Tu Madre Jalando Sola Una Noche” puede ayudarte a recordar “Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno”. Tu profesor también puede darte ideas.
Otra forma de dividir el material en bloques es estudiando regularmente en vez de dejarlo todo para el último día. La tarde previa al examen puedes dedicarla a repasar los apuntes o a releer los temas. O, si estás estudiando matemáticas o ciencias, puedes hacer problemas para practicar.
¿Cuánto tiempo seguido puedes estudiar cada tarde? Tu profesor puede ayudarte a saberlo. La mayoría de los cerebros solo pueden concentrarse atentamente en algo durante unos 45 minutos. O sea que, si ya llevas un buen rato estudiando y notas que te empieza a costar mantener la atención, prueba a hacer una pausa yendo a buscar un vaso de agua o dándote una vuelta por tu casa ¡Pero no caigas en la tentación de poner la tele y/o dejar de estudiar!
5. Si estás estancado, pide ayuda No se puede estudiar bien cuando uno no entiende la materia. Asegúrate de pedir ayuda a tu profesor si hay algo que no acabas de entender. Puedes intentar salir del bache releyendo tus apuntes. ¿Te aclaran algo? En caso negativo, pídele al profesor que te lo vuelva a explicar o que reviséis juntos tus apuntes. Si te estancas mientras estudias en casa, tal vez tu madre o tu padre puedan echarte una mano.
6. ¡Duerme a pierna suelta! El examen es mañana. Tú has seguido tu plan de estudio y has aplicado las técnicas que te hemos explicado pero, de repente, tienes la sensación de que no te acuerdas de nada, ¡ni siquiera de cuánto son 2+2! ¡No te dejes dominar por los nervios! Tu cerebro necesita tiempo para asimilar toda la información que ha incorporado. Intenta dormir bien por la noche y mañana te sorprenderá lo bien que te sabes la materia.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de la revisión: marzo 2010
Revisado inicialmente por: Chris Cortellessa, M.Ed, NCC
11 Tips para estudiar mejor
Por: Howard Richman
Traducido por: Diego Salama
Publicado el 5 de octubre 2002
1. Estudia en pequeñas y frecuentes sesiones.
Ha sido probado que pequeños brotes de concentración repetidos frecuentemente son mucho más efectivos que una larga sesión de estudio. Por eso, incluso si sólo tienes 10 minutos, APROVECHALOS.
El objetivo es estudiar 10 minutos, tomar un descanso y luego volver a estudiar otros 10 minutos. Este acercamiento de Aprendizaje Distribuido es muy eficiente porque honra la manera en la que al cerebro le gusta trabajar. El cerebro necesita tiempo de recuperación y de recarga para la síntesis de proteínas. Los tiempos de descanso son cuando el cerebro aprovecha para asimilar tu esfuerzo. Esta técnica es muy poderosa y, sin embargo, muchos profesores no la conocen.
Sentarse y estudiar por horas y horas no sólo es aburrido, sino que crea fatiga, estrés y distracción.
¡No puedes aprender si estas fatigado, con estrés o distraído!
2. Toma unos días de descanso sin culpa.
Éste sigue los mismos principios que el de arriba, pero en un ciclo de tiempo diario más largo. La razón de descansar es precisamente para refrescarse a uno mismo. Aunque si tienes culpa (yo debería de estar estudiando) entonces tu apreciado periodo de descanso ha sido utilizado para crear más estrés. El cerebro no va a absorber nueva información si está estresado. En los días que no necesitas estudiar, realmente disfruta de ti y no te sientas mal por no estudiar.
3. Honra tu estado emocional.
No estudies si estás cansado, enojado, distraído, o en prisas. Cuando el cerebro está relajado, es cuando se vuelve como una esponja y naturalmente absorbe la información sin ningún tipo de esfuerzo. (¿cuántas veces no les cuentas a tus amigos lo que sucedió en una película hasta con lujo de detalle?). Si estás emocionalmente estresado, tu cerebro literalmente va a repeler la información.
¡Forzarte a estar sentado y estudiar cuando tu mente está en otras cosas es una pérdida completa de tiempo!
4. Vuelve a ver lo del mismo día.
Cuando aprendes algo nuevo, trata de seguir de nuevo los puntos aprendidos el mismo día. Si esperas unos días y luego tratas de esforzarte en recordar el material, éste se vuelve mucho menos familiar.
Sin embargo una pequeña revisión más tarde en el día ayuda a fortalecer la información grabada en el cerebro para que así, en la siguiente sesión oficial de estudio, vas a reconocer lo que lees y va a parecer más simple.
5. Observa la sequencia natural de aprendizaje.
Piensa en las actividades que hacías cuando estabas en pre-escolar. Usando tu brazo completo, probablemente actuabas la canción que va: Put your right hand in, Put your right hand out. Luego en el siguiente año de pre-escolar te enseñaban a utilizar tu mano, seguramente te preguntaron que hicieras líneas y círculos con crayones. Más adelante entraste a primaria, y en primer año, ahora teniendo en tus manos un lápiz en tus dedos, dibujaste líneas y círculos más pequeños para crear letras. Creelo o no, esta secuencia de aprendizaje natural, avanzando de grande a pequeño y de grueso a fino, sigue siendo efectiva aún ahora que somos más grandes. Cuando estudias, si tratas de entender el concepto general y luego te vas con los detalles, es más probable que lo asimiles más rápido y mejor.
6. Usa la exageración.
¿Por qué un bateador de baseball calienta oscilando con dos o tres bats? ¿Por qué los corredores a veces se ponen cinturones de peso en sus piernas? En ambos casos, la exageración en la práctica hace que el resultado final sea más fácil. Este concepto puede ser aplicado al estudiar lo que sea. Por ejemplo, si estás estudiando gramática, exagera los sonidos de las letras para ayudarte a recordarlas. Por ejemplo, camión se pronuncia ca-miÓn. Si te acostumbras a utilizar esta exagerada pronunciación, la manera correcta de pronunciar esa palabra se nota más clara y es más obvia.
7. Prepara tu ambiente de estudio.
Si requieres ciertos elementos en tu ambiente que te ayuden a estudiar, trata de siempre darle prioridad a ellos. Por ejemplo, ¿Necesitas una luz especial, silencio, música, privacidad, comida, etc. Presta atención en lo que funciona para ti y repítelo cada vez que estudies para obtener un mejor resultado.
8 Respeta el Desvanecimiento del Cerebro.
Es normal que tengas un índice de desgaste y que olvides cosas. ¡Esto no significa que eres un estúpido! En vez de enojarte acerca de esta realidad, deberías esperar que sucediera y lidiar con ello de manera correcta. Mira tu cerebro como capas de depósito para el aprendizaje. Mientras más información hay en la parte superior, las capas inferiores se vuelven más viejas y menos accesibles para tu recuerdo inmediato. El truco es que simplemente releas. Como podemos anticipar el desvanecimiento de nuestra memoria, creando un aspecto de releída a nuestra sesión de estudio solucionará nuestro problema. Una cada dos o tres sesiones de estudio, relee el viejo material que todavía vayas a necesitar recordar. Muchas veces, una pequeña revisión es suficiente. A veces, una completa sesión de estudio detallada para recordar el viejo material es requerida. El desvanecimiento del cerebro es completamente normal (a menos que tengas el don de memoria fotográfica, que es extremadamente raro).
9. Crea una rutina de estudio.
Generalmente, si es que pones en tu agenda un horario para estudiar al día, vas a entrar en una rutina y lograrás aprender más. Si sólo lo metes durante el día, lo más probable es que nunca va a haber un tiempo. Una manera efectiva de hacer esto es literalmente marcarlo en tu agenda o calendario, como si tuvieras una cita, como si fueras al doctor. Por ejemplo Martes 3-4:30 P.M. Estudiar.
10. Ponte metas razonables.
Una de las razones principales por las que las personas no logran sus metas es porque se las ponen muy altas. Si tu meta es un poco más manejable, incluso si se ven muy simples, vas a entrar en el hábito de lograrlas y poco a poco podrás lograr metas más altas. También reconoce la diferencia entre metas a corto y largo plazo. Pon tu visión en el sueño a largo plazo, pero tu actividad día a día necesita estar enfocada exclusivamente a tu meta de corto plazo, permitiendo escalones hacia la de largo plazo.
11. Evita el enemigo de la frustración.
Irónicamente, mientras más rápido sea el sistema nervioso de una persona, más rápido aprenden. Sin embargo, esta rapidez del sistema nervioso también funciona a raíz del tiempo en ser crítico de ti mismo. ¡Y ellos son los que piensan que no están yendo lo suficientemente rápido! En contraste, el Tipo B, persona menos intensa, que aprende más lento, se acepta más, y termina aprendiendo el material en un tiempo más pequeño de tiempo. Esto es porque ella no gasta energía bloqueándose, deprimiéndose y pensando que no son lo suficientemente buenos para eso ellos simplemente siguen moviéndose hacia delante a un paso más lento pero desbloqueado.
Bibliografía:
Artículo por Howard Richman de Sound Feelings Publishing, Tarzana, California. [email protected] , http://www.soundfeelings.com/free/studying.htm, Traducido con algunos detalles por Diego Salama
Traducido por: Diego Salama
Publicado el 5 de octubre 2002
1. Estudia en pequeñas y frecuentes sesiones.
Ha sido probado que pequeños brotes de concentración repetidos frecuentemente son mucho más efectivos que una larga sesión de estudio. Por eso, incluso si sólo tienes 10 minutos, APROVECHALOS.
El objetivo es estudiar 10 minutos, tomar un descanso y luego volver a estudiar otros 10 minutos. Este acercamiento de Aprendizaje Distribuido es muy eficiente porque honra la manera en la que al cerebro le gusta trabajar. El cerebro necesita tiempo de recuperación y de recarga para la síntesis de proteínas. Los tiempos de descanso son cuando el cerebro aprovecha para asimilar tu esfuerzo. Esta técnica es muy poderosa y, sin embargo, muchos profesores no la conocen.
Sentarse y estudiar por horas y horas no sólo es aburrido, sino que crea fatiga, estrés y distracción.
¡No puedes aprender si estas fatigado, con estrés o distraído!
2. Toma unos días de descanso sin culpa.
Éste sigue los mismos principios que el de arriba, pero en un ciclo de tiempo diario más largo. La razón de descansar es precisamente para refrescarse a uno mismo. Aunque si tienes culpa (yo debería de estar estudiando) entonces tu apreciado periodo de descanso ha sido utilizado para crear más estrés. El cerebro no va a absorber nueva información si está estresado. En los días que no necesitas estudiar, realmente disfruta de ti y no te sientas mal por no estudiar.
3. Honra tu estado emocional.
No estudies si estás cansado, enojado, distraído, o en prisas. Cuando el cerebro está relajado, es cuando se vuelve como una esponja y naturalmente absorbe la información sin ningún tipo de esfuerzo. (¿cuántas veces no les cuentas a tus amigos lo que sucedió en una película hasta con lujo de detalle?). Si estás emocionalmente estresado, tu cerebro literalmente va a repeler la información.
¡Forzarte a estar sentado y estudiar cuando tu mente está en otras cosas es una pérdida completa de tiempo!
4. Vuelve a ver lo del mismo día.
Cuando aprendes algo nuevo, trata de seguir de nuevo los puntos aprendidos el mismo día. Si esperas unos días y luego tratas de esforzarte en recordar el material, éste se vuelve mucho menos familiar.
Sin embargo una pequeña revisión más tarde en el día ayuda a fortalecer la información grabada en el cerebro para que así, en la siguiente sesión oficial de estudio, vas a reconocer lo que lees y va a parecer más simple.
5. Observa la sequencia natural de aprendizaje.
Piensa en las actividades que hacías cuando estabas en pre-escolar. Usando tu brazo completo, probablemente actuabas la canción que va: Put your right hand in, Put your right hand out. Luego en el siguiente año de pre-escolar te enseñaban a utilizar tu mano, seguramente te preguntaron que hicieras líneas y círculos con crayones. Más adelante entraste a primaria, y en primer año, ahora teniendo en tus manos un lápiz en tus dedos, dibujaste líneas y círculos más pequeños para crear letras. Creelo o no, esta secuencia de aprendizaje natural, avanzando de grande a pequeño y de grueso a fino, sigue siendo efectiva aún ahora que somos más grandes. Cuando estudias, si tratas de entender el concepto general y luego te vas con los detalles, es más probable que lo asimiles más rápido y mejor.
6. Usa la exageración.
¿Por qué un bateador de baseball calienta oscilando con dos o tres bats? ¿Por qué los corredores a veces se ponen cinturones de peso en sus piernas? En ambos casos, la exageración en la práctica hace que el resultado final sea más fácil. Este concepto puede ser aplicado al estudiar lo que sea. Por ejemplo, si estás estudiando gramática, exagera los sonidos de las letras para ayudarte a recordarlas. Por ejemplo, camión se pronuncia ca-miÓn. Si te acostumbras a utilizar esta exagerada pronunciación, la manera correcta de pronunciar esa palabra se nota más clara y es más obvia.
7. Prepara tu ambiente de estudio.
Si requieres ciertos elementos en tu ambiente que te ayuden a estudiar, trata de siempre darle prioridad a ellos. Por ejemplo, ¿Necesitas una luz especial, silencio, música, privacidad, comida, etc. Presta atención en lo que funciona para ti y repítelo cada vez que estudies para obtener un mejor resultado.
8 Respeta el Desvanecimiento del Cerebro.
Es normal que tengas un índice de desgaste y que olvides cosas. ¡Esto no significa que eres un estúpido! En vez de enojarte acerca de esta realidad, deberías esperar que sucediera y lidiar con ello de manera correcta. Mira tu cerebro como capas de depósito para el aprendizaje. Mientras más información hay en la parte superior, las capas inferiores se vuelven más viejas y menos accesibles para tu recuerdo inmediato. El truco es que simplemente releas. Como podemos anticipar el desvanecimiento de nuestra memoria, creando un aspecto de releída a nuestra sesión de estudio solucionará nuestro problema. Una cada dos o tres sesiones de estudio, relee el viejo material que todavía vayas a necesitar recordar. Muchas veces, una pequeña revisión es suficiente. A veces, una completa sesión de estudio detallada para recordar el viejo material es requerida. El desvanecimiento del cerebro es completamente normal (a menos que tengas el don de memoria fotográfica, que es extremadamente raro).
9. Crea una rutina de estudio.
Generalmente, si es que pones en tu agenda un horario para estudiar al día, vas a entrar en una rutina y lograrás aprender más. Si sólo lo metes durante el día, lo más probable es que nunca va a haber un tiempo. Una manera efectiva de hacer esto es literalmente marcarlo en tu agenda o calendario, como si tuvieras una cita, como si fueras al doctor. Por ejemplo Martes 3-4:30 P.M. Estudiar.
10. Ponte metas razonables.
Una de las razones principales por las que las personas no logran sus metas es porque se las ponen muy altas. Si tu meta es un poco más manejable, incluso si se ven muy simples, vas a entrar en el hábito de lograrlas y poco a poco podrás lograr metas más altas. También reconoce la diferencia entre metas a corto y largo plazo. Pon tu visión en el sueño a largo plazo, pero tu actividad día a día necesita estar enfocada exclusivamente a tu meta de corto plazo, permitiendo escalones hacia la de largo plazo.
11. Evita el enemigo de la frustración.
Irónicamente, mientras más rápido sea el sistema nervioso de una persona, más rápido aprenden. Sin embargo, esta rapidez del sistema nervioso también funciona a raíz del tiempo en ser crítico de ti mismo. ¡Y ellos son los que piensan que no están yendo lo suficientemente rápido! En contraste, el Tipo B, persona menos intensa, que aprende más lento, se acepta más, y termina aprendiendo el material en un tiempo más pequeño de tiempo. Esto es porque ella no gasta energía bloqueándose, deprimiéndose y pensando que no son lo suficientemente buenos para eso ellos simplemente siguen moviéndose hacia delante a un paso más lento pero desbloqueado.
Bibliografía:
Artículo por Howard Richman de Sound Feelings Publishing, Tarzana, California. [email protected] , http://www.soundfeelings.com/free/studying.htm, Traducido con algunos detalles por Diego Salama